Con lagrimas en los ojos
muy fuertemente llorando,
la cabeza atras volvía
y quedábase mirándolos.
Y vio las puertas abiertas
Y cerrojos quebrantados,
y vacias las alcándaras
sin las pieles, sin los mantos,
sin sus pájaros halcones,
sin los azores mudados.
Suspiró entonces el Cid,
que eran grandes sus ciudadanos.
Habló allí como solía,
tan bien y tan mesurado:
-Gracias ati, Señor Padre,
Tú que estas en lo más alto,
los que así mi vida han vuelto
mis enemigos son, malos.
Allí aguijan los caballos,
allí los sueltan de riendas.
En saliendo de Vivar,
voló la corneja diestra,
Y cuando en Burgos entraron
les volo a la mano izquierda.
Se encongió de hombros el Cid,
y meneó la cabeza:
-Albricias, Fañez, albricias!
pues nos echan de la tierra,
con gran honra por castilla
entraremos a la vuelta.
Nuestro Cid Rodrigo Diaz
en Burgos con su gente entró.
En la compaña que lleva
de sesenta, con pendón.
Por ver al Cid y los suyos,
todo el mundo se asomó.
La gente de la ciudad
a las ventanas salió,
con lagrimas en los ojos,
tan fuerte como era su dolor.
Todos, diciendo lo mismo,
en su boca una razón:
- ¡ Dios que buen vasallo el Cid!
¡Así hubiese un buen seño!
Lugar en el que la felicidad es tristeza, donde la vida es muerte. Aqui se apaga la luz y se enciende la oscuridad. Aqui se calla la voz y habla el silencio.
jueves, 22 de octubre de 2009
miércoles, 21 de octubre de 2009
El alma de la Belleza
Bajo el arco de la Vida, donde el amor y la muerte,
El terror y el misterio, guardan su santuario,
Yo vi a la Belleza en un trono,
y aunque sus ojos son abondono
la dibujé en la simplicidad de mi aliento.
De ella es la mirada-sobre y debajo
del cielo que se curva por ti-
Por mar o cielo o mujer solo hay una ley
ser el sievo de su alma y su corona
Esto es lo que la Señora de la Belleza sabe,
en culla alabanza tu voz y tu mano se agitan,
Larga sabiduria en el vuelo de tu cabello,
el diario palpita en tu corazón y tus pies,
¡Con qué pasión irremediable, en cuántos viajes!
¡Cuantas formas y maneras tienen sus días!
De: Dante Gabriel Rossetti (1828-1882)
El terror y el misterio, guardan su santuario,
Yo vi a la Belleza en un trono,
y aunque sus ojos son abondono
la dibujé en la simplicidad de mi aliento.
De ella es la mirada-sobre y debajo
del cielo que se curva por ti-
Por mar o cielo o mujer solo hay una ley
ser el sievo de su alma y su corona
Esto es lo que la Señora de la Belleza sabe,
en culla alabanza tu voz y tu mano se agitan,
Larga sabiduria en el vuelo de tu cabello,
el diario palpita en tu corazón y tus pies,
¡Con qué pasión irremediable, en cuántos viajes!
¡Cuantas formas y maneras tienen sus días!
De: Dante Gabriel Rossetti (1828-1882)
sábado, 10 de octubre de 2009
domingo, 4 de octubre de 2009
viernes, 2 de octubre de 2009
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